martes, 27 de febrero de 2007

La utopía del periodismo ciudadano

Página de periodismo ciudadano Se ha puesto de moda el concepto de periodismo ciudadano. No es para menos. Es una revolución. El propio ciudadano se convierte en productor y consumidor de noticias. Es una revolución y un soplo de aire fresco para el periodismo. Que falta nos hace.

Si bien, reconociendo las virtudes de este nuevo modelo de periodismo, también hablo de sus fisuras. Humildemente, alcanzar ese modelo de periodismo ciudadano que todos tenemos dibujado en nuestras mentes es ahora mismo una utopía.

Y digo esto, sobre todo, porque para hacer periodismo ciudadano hace falta capital Mínimo, eso sí, pero hace falta. Un mecenas que te dé el riñón necesario para consolidar el modelo y desarrollar con garantías las ideas educacionales con las que nace esta vertiente del periodismo.

Sin esta inversión, el modelo está condenado a fracasar –repito que por las condiciones culturales y tradicionales de este país- salvo que se dé un gran milagro. Y ojalá vengan muchos de esos porque significará que hay intrépidos reporteros que creen en la profesión y quieren rescatarla.

Para hacer periodismo ciudadano hacen falta medios humanos. Periodistas que recojan la información, la editen y formen al nuevo reportero. ¿Eso se puede hacer ahora mismo en España? No. Lo primero porque no hay costumbre y lo segundo porque de momento ningún rico bonachón ha enloquecido con este tipo de proyectos.

Muchos me tacharán ahora de sibarita que sólo quiere ganar dinero. No, no confundamos. Simplemente apelo a un modelo empresarial de periodismo realista y alejado del frenesí que puede otorgar confeccionar un modelo tan pulcro como un Oh my news! a la española.

Está muy bien eso de lanzarse a crear un medio hecho por y para los ciudadanos, pero sin tener nada detrás el peligro es máximo. Ya digo: o uno tiene riñón, o el periodismo ciudadano acaba convertido en un pasatiempo y actividad secundaria para el propio informador. Y eso nos lleva a un bucle de tintes negativos y a un alejamiento del núcleo duro de esta tipología de periodismo.

Soy de los que me uniría a trabajar gratis con tal de conseguir ese modelo nuevo de periodismo, pero reitero que por desgracia en España no tenemos la costumbre de premiar iniciativas solidarias de este estilo.

ANÁLISIS DEL CASO BOTTUP

Lo primero que tengo que hacer es dar mi enhorabuena a Pau Llop y su tropa (Dani y Christian) por emprender este proyecto tan ambicioso como es Bottup, un portal que quiere convertirse en el referente del periodismo ciudadano. Sin ir más lejos, es una escuela de periodismo en toda regla.

Soy de los que disfruto viendo a los compañeros disfrutando y sacando adelante sus proyectos. SiUn reportero ciudadano bien, soy escéptico con el modelo que han implantado. Y lo soy porque se está haciendo en España y no en cualquier otro lugar donde la cultura digital esté ya más arraigada.

Veo una debilidad grande en el punto de partido, aunque vuelvo a repetir que espero que consoliden Bottup. Hablábamos recientemente de la teoría de la larga cola. Del poder de las minorías y de la necesidad de que cada medio se confeccione su propio nicho.
Pues bien, creo que es ahí donde falla Bottup. Demasiada ambición.

Su producto, aunque esté realizado por ciudadanos, compite directamente con las grandes cabeceras. Es decir, por su tematización se ha metido en el grupo de consumidores masivos. Dirán sus creadores que Oh my news! comenzó igual, pero reitero que España es España.

Mi alternativa empresarial para este proyecto se hubiese basado en desarrollar Bottup a partir de redes locales. De periódicos especializados en los temas locales. Digamos que se trata de ir de lo concreto a lo general. De hacer minorías –muchos Bottup locales- para competir con la cabeza. Un proceso más lento y costoso, aunque con menor riesgo.

La segunda fisura que veo es por desgracia nuestra ley de vida: la falta de apoyos económicos. Hablando en términos empresariales, el proyecto es una temeridad por el mero hecho de que en España el periodismo ciudadano es desconocido y aún no tiene el prestigio que se merece. O le sale un mecenas que le sufrague los gastos, o Bottup tiene un futuro negro.

Es como si un empresario del zapato montase una fábrica pionera asumiendo que no va a tener beneficios y que hay que hacer frente a los gastos, por pequeños que sean.

La argumentación que sigo es clara: para hacer periodismo ciudadano hacen falta recursos. Periodistas. Y puede haber tres o cuatros que amen esta profesión y tengan la valentía de querer rescatarla y trabajar gratis. Ahora bien, la pregunta es saber cuánto le durará ese riñón, porque, no nos engañemos, los beneficios vienen de la publicidad.

Quiero decir con todo esto que creo el periodismo ciudadano se puede hacer de dos maneras: con un modelo periodístico y unos pilares empresariales sólidos o como una labor solidaria del periodismo.

Con la primera alternativa muero y la apoyo (la que aún no se ha dado en España pero si predomina en Estados Unidos). Es una nueva forma de periodismo y puede cumplir su objetivo: convertir a los propios ciudadanos en periodistas. Cuando digo empresarial me vale con una donación de uno de esos nuevos millonarios gracias a los pelotazos urbanísticos. Es entonces cuando se consolida la estructura de periodistas y se puede dedicar uno de lleno a la formación de los lectores.

Ahora bien, la segunda opción es más romántica, más loable si cabe, pero está condenada a estancarse. Un informador se la podrá jugar y estar un año trabajando a destajo, pero si no obtiene un rédito económico…

Quiero decir que en este modelo, la prioridad del periodista difícilmente puede ser la dedicación exclusiva al proyecto, con lo que los principios con los que nace el periodismo ciudadano quedan a años luz. Se pierde la calidad. ¿Y naciendo de la nada cómo podemos darnos a conocer para que entre publicidad? Tarea complicada.

Describiendo esta realidad desde un prisma negativo, quiero decir que creo en los milagros. Creo en la red de periódicos locales como Reportero Digital y creo en alternativas a este caduco periodismo como Bottum. Pero también digo que la pela es la pela… Ánimo.



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