jueves, 5 de julio de 2007

Cuando se demoniza la inmigración

Desde que entre Blog Comunicación y Etnia Comunicación formamos el equipo de Mundoetnia.com me doy cuenta de la escasa sensibilidad que tienen los medios de comunicación españoles hacia el fenómeno de la inmigración.

Rebuscando algo de información me encuentro con esto del diario Minutodigital.com (evito enlazar para promocionar este tipo de actitudes) en el que lamenta, literalmente, que las ayudas que propone el Gobierno para los padres que a partir de ahora tengan hijos vayan a parar de forma mayoritaria a los inmigrantes:

(…) Es decir no estará reservada a las familias españolas, precisamente entre las que la tasa de natalidad es más baja y que precisarían de esa política de fomento de la natalidad para garantizarnos el reemplazo generacional.

Los datos son muy alarmantes porque las parejas españolas no superan el promedio de 1 hijo, mientras las parejas inmigrantes alcanzan el de 2,7 hijos. De no invertirse esta tendencia, el fenómeno de la inmigración, unido a su alta tasa de natalidad comparada con la española, hará que en 50 años la población inmigrante iguale a la española (…)”.


No me pongo romántico ni abro el eterno debate de si la inmigración es buena o mala –cada uno que lo valore y que lo defienda-, pero sí entro en el análisis de su contenido:

-“Los datos son muy alarmantes…”. Este tipo de frases son las que provocan alarma social y fomenta actitudes negativas hacia este colectivo.

-Visión sesgada de la realidad. Se le da un enfoque malintencionado justamente para demonizar la inmigración. Lo mismo que hacen los grandes medios, por ejemplo, con el uso Internet.


Esta actitud, preocupantemente, se repite de forma habitual en los medios de comunicación. Es posible que incluso esta demonización sea de forma inconsciente, pero se hace.

Recientemente me dieron una lección express de cómo dirigir una empresa de comunicación. Los pilares los podemos resumir en tres:

-Hay que saber llevar un equipo

-Conseguir rentabilidad

-Tener unos principios firmes porque maneja un arma tan letal como la opinión pública